Che, la cosa está que arde en la industria automotriz europea y Carlos Tavares, el ex-capo de Stellantis, no se anda con chiquitas. El tipo, que no tiene pelos en la lengua y ya la vio venir con la debacle de Tesla frente a BYD, ahora tiró una bomba: en solo cinco años, las fábricas del Viejo Continente van a tener que cerrar sus puertas o, peor aún, ¡ser compradas por los chinos! ¿Estamos ante el principio del fin para la producción de autos en Europa?
El portugués Carlos Tavares, conocido por sus pronósticos audaces, como que Tesla sería superada por BYD (y así ocurrió, che), estuvo en una conferencia económica en Santa María da Feira, Portugal. Ahí volvió a vaticinar un futuro duro para la industria del auto europea, tal como contaron los compañeros de Autoplus.
Para Tavares, la movida tiene un responsable claro: la Unión Europea. El portugués insiste en que se mandaron una macana monumental al imponer la tecnología eléctrica como la única vía al sector, en lugar de establecer objetivos definidos y dejar a los constructores la libertad para cumplirlos. Esto, dice, les abrió de par en par el mercado a las marcas chinas, que vienen con todo y ya las ven como “salvadoras” en un futuro.
El “error monumental” de la UE y sus consecuencias
Según el ex-CEO de Stellantis, la UE —que, ojo, tras la carta de seis países podría flexibilizar la prohibición del motor de combustión en 2035— cometió un error “cuyos efectos se notarán en un futuro cercano”. Tavares explicó que Europa adoptó “una línea ideológica que, como resultado, ha abierto las puertas de par en par [su mercado] a las marcas chinas”.

Calculá que si la UE vende unos 15 millones de vehículos por año, un 10% de esa torta para los chinos significa 1,5 millones de autos anuales. Y eso, che, es lo que producen unas diez fábricas europeas que, directamente, perderían su razón de ser, según el directivo portugués. Mientras los fabricantes europeos están despidiendo gente, BYD, por ejemplo, ya quiere levantar una tercera planta en la UE.

Un futuro de tensión social y “rescate” chino
La película que se imagina Tavares es tremenda: cierres de fábricas, laburantes en la calle, piquetes, quilombo social… Y ahí, como si fuera la solución mágica, va a llegar “la inversión desde Pekín, con sus euros y sus promesas de mantener el empleo”. Los políticos europeos, según el ex-CEO, van a terminar aceptando esta “ayuda” por un valor simbólico, con tal de apagar el incendio social. Una verdadera picardía lo que se viene.
En medio de este panorama, hay otras noticias que marcan la pauta: Citroën quiere recuperar el C1 como un eléctrico accesible (< 18.000 €), y se habla de un nuevo híbrido enchufable de Mercedes con una autonomía brutal de 1.810 km y un consumo bajísimo (ver imagen). Además, el Volvo eléctrico más vendido en España, el EX30, tiene una oferta con 8.350 € de descuento y cargador gratis (ver imagen). La industria está en constante movimiento, pero las advertencias de Tavares son para tomarlas muy en serio, che. A no dormirse, gente.
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A favor
- Potencial de una mayor inversión extranjera en el sector automotriz, salvando empleos en fábricas que, de otra forma, cerrarían.
- Mayor competencia podría impulsar la innovación y la eficiencia en los fabricantes europeos restantes.
- Los consumidores europeos podrían acceder a vehículos eléctricos más asequibles y tecnológicamente avanzados gracias a la oferta china.
En contra
- Pérdida significativa de empleos en la industria automotriz europea.
- Cierre masivo de fábricas y reducción de la capacidad productiva local.
- Disminución de la soberanía tecnológica y económica de Europa en un sector clave.
- Dependencia creciente de la inversión y la tecnología extranjera en un sector estratégico.
- Posibles tensiones sociales y políticas debido a los despidos y cambios estructurales.